Seis meses pasan demasiado rápido. Y bien que lo sé, si ya estoy por cumplir mis 33 agostos y al parecer el reloj va a galope desbocado llevando a cuestas el tiempo. La pregunta continúa en el tintero de los labios de vecinos, familiares, amigos e incluso de nosotros. Pero el reloj marca un tiempo, nuestros corazones otro y al final las manecillas hacen su tic tac al son que desean. Celebrando cada día, tu no llegada y tu espera. La desesperanza a veces se quiere adueñar de mis ojos y el corazón sigue continuamente cantando.
Al final del día ni la almohada sabe si quiera el tiempo la fecha, la hora, las respuestas, las olas saladas, la luz, el trueno, el desvelo, el largo dormir.
Solo quiero armonía... como un pentagramas estudiado o será que la improvisacion es parte de la vida misma y contando letras estaré olvidando números. Seis meses, cinco meses, siete meses, re-estructurarme, surgir, morir, renacer, convertirme en crisálida, salir como mariposa, volar, quemarme las alas con el sol para comenzar el ciclo, para iniciar.
Nadie sabe, todos cuentan, el reloj se marcha, renuncia la hora, las manecillas se desgastan y el tic tac es sustituido por un llanto, el dulce llanto de tu imaginada llegada.
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