viernes, 14 de junio de 2013

Tristes Sucesos

Si Nueva York, reluce como el oro, y hay edificios con quinientos bares, 

Aquí dejaré escrito que se hicieron con el sudor de los cañaverales. 

El bananal es un infierno verde, para que en Nueva York beban y bailen. 

Y cuando, a cinco mil metros de altura, van los chilenos escupiendo sangre, para mandar el cobre a Nueva York, 

Los bolivianos se desploman de hambre, arañando las cuevas del estaño, Rompiendo las paredes de los Andes, 

El Orinoco, desde sus raíces, en el lodo desgrana sus diamantes, 

Por tierra panameña que robaron, por aguas que robaron, van las naves. 

A Nueva York, con el petróleo nuestro, con los arrebatados minerales que con gran reverencia les entregan nuestros condecorados gobernantes. 

El azúcar levanta las paredes, 

El nitrato de Chile, las ciudades, 

El café de Brasil compra las camas, 

El Paraguay les da universidades, 

De Colombia reciben esmeraldas, 

De Puerto Rico sus batalles salen, 

Los soldados de aquel pueblo "asociados" (de esta manera singular combate) 

Los norteamericanos dan las armas, y los portorriqueños dan su sangre.

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