La lluvia, el frío, diciembre, la soledad, la taza de chocolate caliente y espusomo tienen la osadía de remontarme en un mar de preguntas naufragantes. No lo comprendo del todo, mas lo días de cielos grises me llenan de cierto nivel de nostalgia, se me inflan los pulmones de suspiros y el corazón comienza una danza distinta.
Diciembre comenzó abrazando sonrisas y voces de quienes viven en los recuerdos y cuyos cuerpos ya no pertenencen a nuestro mundo fisico. Comencé a recordar carcajadas, tonos, voces y miradas mientras tarareaba una canción inprovisada. Momentáneamente me sumergí en un umbral atrayente del cual a veces ni se regresa. La mente nunca deja de sorprendernos con esos archivos guardados los cuales se dispone a revelar en el momento menos esperado. El suegro, la bisabuela, el tío, la tía abuela aun siendo niña comenzaron el recorrido y desfile astral, justo frente a mi taza, cada uno diciendo presente al registro de mi memoria.
Hemos tenido un mes sumamaente nostálgico.
Recordé que la lluvia no borra lo atesorado en el corazón.
Ya diciembre se fue y enero comenzó
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