Va el sapo en su recorrido nocturno a la charca más cercana. El
hecho de imaginarse sumergido en el aquel estanque le produce una
sensación de ensueño. Se deleita pensando en la frescura de esas aguas
cristalinas que le brindarán uno de sus mayores placeres.
Va el sapito
en su típico brinco. Saltando, saltando, como quien va a conquistar una
meta anhelada. Sigue en su trayecto y la fantasía lo embarga. Sonríe pensándose en aquel hermoso lugar que estaba a punto de alcanzar. Cierra sus saltones ojitos y en un breve instante sueña una vida junto al fenomenal estanque.
Ssssssssssssssssssssssssssssssn! Pshhhhh! No se dio cuenta que se aproximaba un coche y no despertó de su fantasía.
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