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Él y Yo
domingo, 30 de diciembre de 2007
Tan rápido
Resumiendo estos trecientos y tantos días...
Mejor relación con mi papito lindo... y con mis hermanas. Ahora tenemos un contacto físico mayor.
Novio [enamorado] oficialmente con visitas y toda la cosa. Ea, jiji
Un re-encuentro conmigo misma...
Visita de mi linda mamita.
Graduación con honores [por fin me gradué]
Empleo
Visita de mi tío, esposa y primos
Nuevos amigos [trabajo]
Re-encuentro de contacto con antiguas amistades de escuela [gracias a facebook y myspace]
Laptito [MiMa- así le puso Mo]
mascota nueva [MoRo - aunque pasó a morar al paraíso de los peces]
sobrina - [Lexis]
La verdad es que tuve unos días llenos de tanto aprendizaje que fueron y han ido formando en mí una mejor persona. Los días nos regalan la oportunidad de continuar creciendo para bien, es cosa de saber aprovechar y sacar el máximo a cada experiencia. El 2008 traerá sólo días... resta en nosotros ponerle sazón a cada uno de ellos. Ya, tan rápido como en unas horas... se comienza a escribir una nueva página en el libro de nuestras vidas.
FELICES FIESTAS...
*Nota: no están escrito en el orden en que ocurrieron ni en el orden de prioridades...
jueves, 27 de diciembre de 2007
Aires sueltos
Mucho trabajo... Doy gracias por ello, no me quejó, creo que estuve mucho tiempo haciendo casi nada, claro hablando del ámbito laboral.
Puedo resumir estos últimos meses con TRABAJO, TRABAJO, TRABAJO.
Casi he perdido el hilo de algunos blogs... pero me gusta tratar de mantenerme al día con aquellos con los cuales me siento de cierto modo identificada.
En estos 365 días y 1/4 pasaron miles de cosas, algunas de las cuales ni siquiera me percaté ... pero acontecieron.
En esta etapa de mi vida, puedo expresar que me siento sumamente feliz, llena de paz, amada, tranquila... me siento nueva y eso, como muchas otras cosas, no tiene precio.
Creo que he madurado un poco más, que debo continuar creciendo como mujer, hermana, hija, novia, amiga, prima.... etc., nunca está demás darse una miradita hacia adentro para ver áreas en las cuales debemos trabajar para mejorar.
Hace un rato estaba en el malecón con mi novio, MOISÉS, contemplando el oleaje, la noche estrellada, un barco a lo lejos, las luches... y mientras nos abrazamos mirábamos el cielo estrellado... todo un regalo para los dos... eso tampoco tiene precio. Fue bueno volverlo a ver y tenerlo tan cerca...
Por otro lado, mi familia tuvo la sorpresa de mi tío... llegó a la casa sin previo aviso... así que ese también fue un gran regalo.
Pasé el día de Navidad en casa de una de mis tías celebrando el cumple de mi abuela paterna, sí, mi abuela Tilín cumple el 25 de diciembre.... fantástica fecha para nacer.
ah, NAVIDAD...
y si me preguntaras qué es la NAVIDAD para Rocío Sánchez...
Navidad son tantas cosas hermosas, pero sobre todo NAVIDAD es la esperanza que un humilde pesebre dio posada a la esperanza de reconciliación de hombre con su Creador.
Navidad es cualquier día que el ser humano reconoce la necesidad de ser habitado por la presencia de Dios mismo.
Navidad es Jesús.
El 2007 se va despidiendo y le doy gracias a Dios por un día más para adorarle... por el regalo de su Hijo, por ustedes, por mi familia e incluso por todas las bendiciones de las cuales a veces en mi afanoso vivir no logro percatarme.
Gracias amigos/as lectores/as por ser parte de este esto llamado blog... con esto también se resume la explicación del título de mi blog, MIS BUENOS-NUEVOS AIRES.
Se les quiere un millón...
Puedo resumir estos últimos meses con TRABAJO, TRABAJO, TRABAJO.
Casi he perdido el hilo de algunos blogs... pero me gusta tratar de mantenerme al día con aquellos con los cuales me siento de cierto modo identificada.
En estos 365 días y 1/4 pasaron miles de cosas, algunas de las cuales ni siquiera me percaté ... pero acontecieron.
En esta etapa de mi vida, puedo expresar que me siento sumamente feliz, llena de paz, amada, tranquila... me siento nueva y eso, como muchas otras cosas, no tiene precio.
Creo que he madurado un poco más, que debo continuar creciendo como mujer, hermana, hija, novia, amiga, prima.... etc., nunca está demás darse una miradita hacia adentro para ver áreas en las cuales debemos trabajar para mejorar.
Hace un rato estaba en el malecón con mi novio, MOISÉS, contemplando el oleaje, la noche estrellada, un barco a lo lejos, las luches... y mientras nos abrazamos mirábamos el cielo estrellado... todo un regalo para los dos... eso tampoco tiene precio. Fue bueno volverlo a ver y tenerlo tan cerca...
Por otro lado, mi familia tuvo la sorpresa de mi tío... llegó a la casa sin previo aviso... así que ese también fue un gran regalo.
Pasé el día de Navidad en casa de una de mis tías celebrando el cumple de mi abuela paterna, sí, mi abuela Tilín cumple el 25 de diciembre.... fantástica fecha para nacer.
ah, NAVIDAD...
y si me preguntaras qué es la NAVIDAD para Rocío Sánchez...
Navidad son tantas cosas hermosas, pero sobre todo NAVIDAD es la esperanza que un humilde pesebre dio posada a la esperanza de reconciliación de hombre con su Creador.
Navidad es cualquier día que el ser humano reconoce la necesidad de ser habitado por la presencia de Dios mismo.
Navidad es Jesús.
El 2007 se va despidiendo y le doy gracias a Dios por un día más para adorarle... por el regalo de su Hijo, por ustedes, por mi familia e incluso por todas las bendiciones de las cuales a veces en mi afanoso vivir no logro percatarme.
Gracias amigos/as lectores/as por ser parte de este esto llamado blog... con esto también se resume la explicación del título de mi blog, MIS BUENOS-NUEVOS AIRES.
Se les quiere un millón...
sábado, 22 de diciembre de 2007
¿Olor?
Diciembre es pues la puerta de escape de los sentimientos, el nivel de un nuevo año, el cimiento desde donde se forjaran las nuevas oportunidades. Diciembre es un mes especial y tenebroso, es un mes de bolero y jazz, de tango y balada, es un mes de blanco y negro, de agua y fuego de amor y odio, de principio y fin, es un ying que no necesita un yang, la nota final de la sinfonía, el acorde ya descubierto y manoseado que sin embargo se hace tan útil para concluir una melodía, una canción de vida y de muerte, una canción de esperanza, finalmente una tonada que te lleva un poco mas allá, te hace abrir los ojos, respirar el último toque de lo que queda con ganas de respirar lo que viene. -(escrito por: Imber Muchacho publicado aquí).
Entonces ¿A qué huele diciembre?
La conciencia me grita a viva voz: DICIEMBRE SIEMPRE HUELE A RECUERDOS.
Tuve que darle toda la razón.
martes, 18 de diciembre de 2007
Memoria
Te extrañé...
Recordando las imágenes de atardeceres rojos, me vi buscando los buenos momentos de todo aquel sueno vivido mil veces.
Hoy, luego de tantos años, tu recuerdo se hizo tan presente que casi pude sentir el sonido de tu voz.
Gracias por todo lo aprendido...
Los recuerdos a veces te arrancan sonrisas, lágrimas, te trasladan a lugares... o incluso vives todo lo antes mencionado.
Hoy, sin saber cómo te vuelvo a dedicar pensamientos, letras, líneas, recuerdos y espacio.
Entonces le sonríes al recuerdo y él sintiéndose vivo vuelve a dormir.
Dios te bendiga, doquiera que estés.
Recordando las imágenes de atardeceres rojos, me vi buscando los buenos momentos de todo aquel sueno vivido mil veces.
Hoy, luego de tantos años, tu recuerdo se hizo tan presente que casi pude sentir el sonido de tu voz.
Gracias por todo lo aprendido...
Los recuerdos a veces te arrancan sonrisas, lágrimas, te trasladan a lugares... o incluso vives todo lo antes mencionado.
Hoy, sin saber cómo te vuelvo a dedicar pensamientos, letras, líneas, recuerdos y espacio.
Entonces le sonríes al recuerdo y él sintiéndose vivo vuelve a dormir.
Dios te bendiga, doquiera que estés.
sábado, 15 de diciembre de 2007
Mi Caribe y el helado
Una cosa de las que más aman los turistas que visitan nuestro bello CARIBE es que es un ETERNO VERANO... pero, si hay un gran pero, en estas últimas semanas al parecer el CARIBE se ha convertido en un refigerador de helados. Y no es que estoy en contra de que la temperatura baje un poco por la época navideña, pero de eso a que toda la casa se sienta fría como helado recién sacado del congelador.... no me parece lo más idóneo.
Hoy tengo unas ojeras horribles, la verdad es por haber dormido demasiado. Anoche llegué a casi las dos de la madrugada. No se crean, no estaba de pachanga.... salí de trabajar a eso de la 1 de la madruga... estaba la noche algo lluviosa, para añadirle al frío que hacía. De camino a la casa quise pasar por la ruta panorámica y hasta me pareció que el mismisimo MAR estaba casi a punto de pedir cierto calor, parecía como si tiritara de frío. Ya sé que eso puede sonar algo demente, pero fue la impresión que me dio al verlo. La noche estaba sumamente tenebrosa, nublada, fría y llovía por ratos.
A esas horas a mi flaco le dio con ir a comer a un Rest. de comida rápida, bueno que de rápida sólo tenía la palabra... Se veía tan cansada la chica, tendría como unos 22 a 24 años.
Volviendo a lo del frío y mi loco CARIBE, hoy, mientras escribo estas cortas líneas, el cielo está nublado, el SOL juega al escondite, es pleno medio día y lo que invita es a volverse a meter a la cama... el piso de mi cuarto está frío... CARACOLES, qué está pasando con nuestro eterno verano.
Bueno, dejo esto así por el momento... tengo que terminar un trabajo que me encargaron para la Uni, sí leyó bien, alguien me pidió HELP para un trabajo universitario... Tengo que redactar un trabajo con el tema de la genética.... por cierto, hoy también salgo a la una de la madrugada... la tienda está cerrando a las 12 de la media-noche. Sí, a esas horas todavía hay boricuas con ganas de comprar en WAL*MART.
Nos leemos lueguito.
Hoy tengo unas ojeras horribles, la verdad es por haber dormido demasiado. Anoche llegué a casi las dos de la madrugada. No se crean, no estaba de pachanga.... salí de trabajar a eso de la 1 de la madruga... estaba la noche algo lluviosa, para añadirle al frío que hacía. De camino a la casa quise pasar por la ruta panorámica y hasta me pareció que el mismisimo MAR estaba casi a punto de pedir cierto calor, parecía como si tiritara de frío. Ya sé que eso puede sonar algo demente, pero fue la impresión que me dio al verlo. La noche estaba sumamente tenebrosa, nublada, fría y llovía por ratos.
A esas horas a mi flaco le dio con ir a comer a un Rest. de comida rápida, bueno que de rápida sólo tenía la palabra... Se veía tan cansada la chica, tendría como unos 22 a 24 años.
Volviendo a lo del frío y mi loco CARIBE, hoy, mientras escribo estas cortas líneas, el cielo está nublado, el SOL juega al escondite, es pleno medio día y lo que invita es a volverse a meter a la cama... el piso de mi cuarto está frío... CARACOLES, qué está pasando con nuestro eterno verano.
Bueno, dejo esto así por el momento... tengo que terminar un trabajo que me encargaron para la Uni, sí leyó bien, alguien me pidió HELP para un trabajo universitario... Tengo que redactar un trabajo con el tema de la genética.... por cierto, hoy también salgo a la una de la madrugada... la tienda está cerrando a las 12 de la media-noche. Sí, a esas horas todavía hay boricuas con ganas de comprar en WAL*MART.
Nos leemos lueguito.
jueves, 13 de diciembre de 2007
Un poco
Sarna con gusto no pica...
Estoy desde mi linda MiMa... bueno, para los que me conocen, aunque sea un poco, saben que suelo ponerle nombre a todas las cosas... bueno a casi todas las cosas, para no sonar casi de manicomio. Pero a lo que ibamos... MiMa es mi tan esperada LapTiTo.... [ todos a una sola voz.. yuuuuuuuuuuuuuuuuupi, por fin]
La verdad es que tengo muchas ganas de escribir... por otro lado el tiempo me traiciona en casi todas las ocasiones. Hoy estoy acostada en mi camita... escribiendo este post... MmmMmmm por cierto, no es tan cómodo como ... pensaba.
Hoy estando libre aproveché para salir a comprar unas cosas, pagar cuentas y estar un rato con Mo'. Vimos películas... claro en la MIMA.
Para ser sincera aun no me acostumbro del todo a escribir en la portátil pero ya iremos aprendiendo.
Ahora estoy casi a punto de irme a dormir... a veces se me hace difícil acostarme temprano... pero estoy tratando de acostumbrar el cuerpo a ello.
Ya luego vuelvo con vivencias en mi trabajo, con mis locuras y más cositas. Por el momento será hasta aquí...
Estoy desde mi linda MiMa... bueno, para los que me conocen, aunque sea un poco, saben que suelo ponerle nombre a todas las cosas... bueno a casi todas las cosas, para no sonar casi de manicomio. Pero a lo que ibamos... MiMa es mi tan esperada LapTiTo.... [ todos a una sola voz.. yuuuuuuuuuuuuuuuuupi, por fin]
La verdad es que tengo muchas ganas de escribir... por otro lado el tiempo me traiciona en casi todas las ocasiones. Hoy estoy acostada en mi camita... escribiendo este post... MmmMmmm por cierto, no es tan cómodo como ... pensaba.
Hoy estando libre aproveché para salir a comprar unas cosas, pagar cuentas y estar un rato con Mo'. Vimos películas... claro en la MIMA.
Para ser sincera aun no me acostumbro del todo a escribir en la portátil pero ya iremos aprendiendo.
Ahora estoy casi a punto de irme a dormir... a veces se me hace difícil acostarme temprano... pero estoy tratando de acostumbrar el cuerpo a ello.
Ya luego vuelvo con vivencias en mi trabajo, con mis locuras y más cositas. Por el momento será hasta aquí...
sábado, 8 de diciembre de 2007
Mar Caribe
Desde mi verdinegra serranía
hoy vengo a ti, Caribe soñoliento,
ansioso que me bese el pensamiento
tu boca de limón y travesía.
Una aventura de piratería
corre la nube por tu barlovento,
y ya, a bandera desplegada, lento,
borra el sol tu poniente de sandía.
¡Oh, mundo azul de espuma y claridades.
Esa impávida estrella que ha nacido
de tu líquida frente y las edades
de ignorantes ayeres conocido,
Bayoán domador de tempestades,
no sabes de la muerte ni el olvido!
hoy vengo a ti, Caribe soñoliento,
ansioso que me bese el pensamiento
tu boca de limón y travesía.
Una aventura de piratería
corre la nube por tu barlovento,
y ya, a bandera desplegada, lento,
borra el sol tu poniente de sandía.
¡Oh, mundo azul de espuma y claridades.
Esa impávida estrella que ha nacido
de tu líquida frente y las edades
de ignorantes ayeres conocido,
Bayoán domador de tempestades,
no sabes de la muerte ni el olvido!
Oubao-Moin
El río de Corozal, el de la leyenda dorada.
La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.
El Río Manatuabón tiene la leyenda dorada.
La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.
El rio Cibuco escribe su nombre con letra dorada.
La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.
Allí se inventó un criadero. Allí el quinto se pagaba.
La tierra era de oro. La tierra está ensangrentada.
En donde hundió la arboleda su raíz en tierra dorada,
allí las ramas chorrean sangre. La arboleda está ensangrentada.
Donde dobló la frente india, bien sea tierra, bien sea agua,
bajo el peso de la cadena, entre los hierros de la ergástula,
allí la tierra hiede a sangre y el agua está ensangrentada.
Donde el negro quebró sus hombros, bien sea tierra o sea agua,
y su cuerpo marcó el carimbo y abrió el látigo su espalda,
allí la tierra hiede a sangre y el agua está ensangrentada.
Donde el blanco pobre ha sufrido los horrores de la peonada,
bajo el machete del mayoral y la libreta de jornada
y el abuso del señorito, allí sea tierra o allí sea agua,
allí la tierra está maldita y corre el agua envenenada.
Gloria a esas manos aborígenes porque trabajaban.
Gloria a esas manos negras porque trabajaban.
Gloria a esas manos blancas porque trabajaban.
De entre esas manos indias, negras, blancas,
de entre esas manos nos salió la patria.
Gloria a las manos que la mina excavaran.
Gloria a las manos que el ganado cuidaran.
Gloria a las manos que el tabaco, que la caña y el café sembraran.
Gloria a las manos que los pastos talaran.
Gloria a las manos que los bosques clarearan.
Gloria a las manos que los ríos y los caños y los mares bogaran.
Gloria a las manos que los caminos trabajaran.
Gloria a las manos que las casas levantaran.
Gloria a las manos que las ruedas giraran.
Gloria a las manos que las carreteras y los coches llevaran.
Gloria a las manos que las mulas y caballos ensillaran y desensillaran.
Gloria a las manos que los hatos de cabras pastaran.
Gloria a las manos que cuidaron de las piaras.
Gloria a las manos que las gallinas, los pavos y los patos criaran.
Gloria a todas las manos de todos los hombres y mujeres que trabajaron.
Porque ellas la patria amasaran.
Y gloria a las manos, a todas las manos que hoy trabajan
porque ellas construyen y saldrá de ellas la nueva patria liberada.
¡La patria de todas las manos que trabajan!
Para ellas y para su patria, ¡Alabanza!, ¡Alabanza!
La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.
El Río Manatuabón tiene la leyenda dorada.
La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.
El rio Cibuco escribe su nombre con letra dorada.
La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.
Allí se inventó un criadero. Allí el quinto se pagaba.
La tierra era de oro. La tierra está ensangrentada.
En donde hundió la arboleda su raíz en tierra dorada,
allí las ramas chorrean sangre. La arboleda está ensangrentada.
Donde dobló la frente india, bien sea tierra, bien sea agua,
bajo el peso de la cadena, entre los hierros de la ergástula,
allí la tierra hiede a sangre y el agua está ensangrentada.
Donde el negro quebró sus hombros, bien sea tierra o sea agua,
y su cuerpo marcó el carimbo y abrió el látigo su espalda,
allí la tierra hiede a sangre y el agua está ensangrentada.
Donde el blanco pobre ha sufrido los horrores de la peonada,
bajo el machete del mayoral y la libreta de jornada
y el abuso del señorito, allí sea tierra o allí sea agua,
allí la tierra está maldita y corre el agua envenenada.
Gloria a esas manos aborígenes porque trabajaban.
Gloria a esas manos negras porque trabajaban.
Gloria a esas manos blancas porque trabajaban.
De entre esas manos indias, negras, blancas,
de entre esas manos nos salió la patria.
Gloria a las manos que la mina excavaran.
Gloria a las manos que el ganado cuidaran.
Gloria a las manos que el tabaco, que la caña y el café sembraran.
Gloria a las manos que los pastos talaran.
Gloria a las manos que los bosques clarearan.
Gloria a las manos que los ríos y los caños y los mares bogaran.
Gloria a las manos que los caminos trabajaran.
Gloria a las manos que las casas levantaran.
Gloria a las manos que las ruedas giraran.
Gloria a las manos que las carreteras y los coches llevaran.
Gloria a las manos que las mulas y caballos ensillaran y desensillaran.
Gloria a las manos que los hatos de cabras pastaran.
Gloria a las manos que cuidaron de las piaras.
Gloria a las manos que las gallinas, los pavos y los patos criaran.
Gloria a todas las manos de todos los hombres y mujeres que trabajaron.
Porque ellas la patria amasaran.
Y gloria a las manos, a todas las manos que hoy trabajan
porque ellas construyen y saldrá de ellas la nueva patria liberada.
¡La patria de todas las manos que trabajan!
Para ellas y para su patria, ¡Alabanza!, ¡Alabanza!
Juan Antonio Corretjer
Santa Clo va a La Cuchilla
El rojo de una bandera tremolando sobre una bambúa señalaba la escuelita de Peyo Mercé. La escuelita tenía dos salones separados por un largo tabique. En uno de esos salones enseñaba ahora un nuevo maestro: Mister Johnny Rosas.
Desde el lamentable incidente en que Peyo Mercé lo hizo quedar mal ante Mr. Juan Gymns, el supervisor creyó prudente nombrar otro maestro para el barrio La Cuchilla que enseñara a Peyo los nuevos métodos pedagógicos y llevara la luz del progreso al barrio en sombras.
Llamó a su oficina al joven y aprovechado maestro Johnny Rosas, recién graduado y que había pasado su temporadita en los Estados Unidos, y solemnemente le dijo: "Oye, Johnny, te voy a mandar al barrio La Cuchilla para que lleves lo último que aprendiste en pedagogía. Ese Peyo no sabe ni jota de eso; está como cuarenta años atrasado en esa materia. Trata de cambiar las costumbres y, sobre todo, debes enseñar mucho inglés, mucho inglés."
Y un día Peyo Mercé vio repechar en viejo y cansino caballejo la cuesta de la escuela al nuevo maestrito. No hubo en él resentimiento. Sintió hasta un poco de conmiseración y se dijo: "Ya la vida le irá trazando surcos como el arado a la tierra."
Y ordenó a unos jibaritos1 que le quitaran los arneses al caballo y se lo echaran a pastar.
Peyo sabía que la vida aquella iba a ser muy dura para el jovencito. En el campo se pasa mal. La comida es pobre: arroz y habichuelas, mojo, avapenes, arencas de agua, bacalao, sopa larga y mucha agua para rellenar. Los caminos casi intransitables, siempre llenos de "tanques". Hay que bañarse en la quebrada y beber agua de lluvia. Peyo Mercé tenía que hacer sus planes a la luz oscilante de un quinqué o de un jacho de tabonuco.
Johnny Rosas se aburría cuando llegaba la noche. Los cerros se iban poniendo negros y fantasmales. Una que otra lucecita prendía su guiño tenue y amarillento en la monotonía sombrosa del paisaje. Los coquíes punzaban el corazón de la noche. Un gallo suspendía su cantar lento y tremolante. A lo lejos un perro estiraba un aullido doliente al florecer de las estrellas.
Y Peyo Mercé se iba a jugar baraja y dominó a la tiendita de Tano.
Johnny Rosas le dijo un día a Peyo: "Este barrio está muy atrasado. Tenemos que renovarlo. Urge traer cosas nuevas. Sustituir lo tradicional, lo caduco. Recuerda las palabras de Mr. Escalera: Abajo la tradición. Tenemos que enseñar mucho inglés y copiar las costumbres del pueblo americano".
Y Peyo, sin afanarse mucho, goteó estas palabras: "Es verdad, el inglés es bueno y hace falta. Pero, ¡bendito! si es que ni el español sabemos pronunciar bien. Y con hambre el niño se embrutece. La zorra le dijo una vez a los caracoles: 'Primero tienen ustedes que aprender a andar para después correr.'"
Y Johnny no entendió lo que Peyo quiso decirle.
El tabacal se animó un poco. Se aproximaban las fiestas de Navidad. Ya Peyo había visto con simpatía a uno de sus discípulos haciendo tiples y cuatros de cedro y yagrumo. Estas fiestas traían recuerdos gratos de tiempos idos. Tiempos de la reyada, tiempos de comparsa. Entonces el tabaco se vendía bien. Y la "arrelde" de carne de cerdo se enviaba a los vecinos en misiva de compadrazgo. Y todavía le parecía escuchar aquel aguinaldo:
Caballero que ahora languidecía como un morir de luna sobre los bucayos.
Y Johnny Rosas sacó a Peyo de su ensoñación con estas palabras: "Este año hará su debut en La Cuchilla Santa Claus. Eso de los Reyes está pasando de moda. Eso ya no se ve mucho por San Juan. Eso pertenece al pasado. Invitaré a Mr. Rogelio Escalera para la fiesta; eso le halagará mucho."
Peyo se rascó la cabeza, y sin apasionamiento respondió: "Allá tú como Juana con sus pollos. Yo como soy jíbaro y de aquí no he salido, eso de los Reyes lo llevo en el alma. Es que nosotros los jíbaros sabemos oler las cosas como olemos el bacalao."
Y se dio Johnny a preparar mediante unos proyectos el camino para la "Gala Premiere" de Santa Claus en La Cuchilla. Johnny mostró a sus discípulos una lámina en que aparecía Santa Claus deslizándose en un trineo tirado por unos renos. Y Peyo, que a la sazón se había detenido en el umbral de la puerta que dividía los salones, a su vez se imaginó otro cuadro: un jíbaro jincho y viejo montado en una yagua arrastrada por unos cabros.
Y mister Rosas preguntó a los jibaritos: "¿Quién es este personaje?" Y Benito, "avispao" y "maleto" como él solo, le respondió: "Místel, ese es año viejo colorao."
Y Johnny Rosas se admiró de la ignorancia de aquellos muchachitos y a la vez se indignó por el descuido de Peyo Mercé.
Llegó la noche de la Navidad. Se invitó a los padres del barrio.
Peyo en su salón hizo una fiestecita típica, que quedó la mar de lucida. Unos jibaritos cantaban coplas y aguinaldos con acompañamiento de tiples y cuatros. Y para finalizar aparecían los Reyes Magos, mientras el viejo trovador Simón versaba sobre "Ellos van y vienen, y nosotros no." Repartió arroz con dulce y bombones, y los muchachitos se intercambiaron "engañitos".
Y Peyo indicó a sus muchachos que pasarían al salón de Mr. Johnny Rosas, que les tenía una sorpresa, y hasta había invitado al supervisor Mr. Rogelio Escalera.
En medio del salón se veía un arbolito artificial de Navidad. De estante a estante colgaban unos cordones rojos. De las paredes pendían coronitas de hojas verdes y en el centro un fruto encarnado. En letras cubiertas de nieve se podía leer: "Merry Christmas". Todo estaba cubierto de escarcha.
Los compadres miraban atónitos todo aquello que no habían visto antes. Mister Rogelio Escalera se veía muy complacido.
Unos niños subieron a la improvisada plataforma y formaron un acróstico con el nombre de Santa Claus. Uno relató la vida de Noel y un coro de niños entonó "Jingle Bells", haciendo sonar unas campanitas. Y los padres se miraban unos a otros asombrados. Mister Rosas se ausentó un momento. Y el supervisor Rogelio Escalera habló a los padres y niños felicitando al barrio por tan bella fiestecita y por tener un maestro tan activo y progresista como lo era Mister Rosas.
Y Mister Escalera requirió de los concursantes el más profundo silencio, porque pronto les iba a presentar a un extraño y misterioso personaje. Un corito inmediatamente rompió a cantar:
Y de pronto surgió en el umbral de la puerta la rojiblanca figura de Santa Claus con un enorme saco a cuestas, diciendo en voz cavernoso: "Here is Santa, Merry Christmas to you all!"
Un grito de terror hizo estremecer el salón. Unos campesinos se tiraron por las ventanas, los niños más pequeños empezaron a llorar y se pegaban a las faldas de las comadres, que corrían en desbandada. Todos buscaban un medio de escape. Y Mister Rosas corrió tras ellos, para explicarles que él era quien se había vestido de tan extraña forma; pero entonces aumentaba el griterío y se hacía más agudo el pánico. Una vieja se persignó y dijo: "¡Conjurao sea! Si es el mesmo demonio jablando en americano!"
El supervisor hacía inútiles esfuerzos por detener a la gente y clamaba desaforadamente: "No corran; no sean puertorriqueños batatitas. Santa Claus es un hombre humano y bueno."
Y Peyo, sin inmutarse, le contestó: "Míster Escalera, yo no tengo la culpa de que ese santito no esté en el santoral puertorriqueño."
FIN
1. Jíbaro: Nombre que se le da al campesino en Puerto Rico.
Desde el lamentable incidente en que Peyo Mercé lo hizo quedar mal ante Mr. Juan Gymns, el supervisor creyó prudente nombrar otro maestro para el barrio La Cuchilla que enseñara a Peyo los nuevos métodos pedagógicos y llevara la luz del progreso al barrio en sombras.
Llamó a su oficina al joven y aprovechado maestro Johnny Rosas, recién graduado y que había pasado su temporadita en los Estados Unidos, y solemnemente le dijo: "Oye, Johnny, te voy a mandar al barrio La Cuchilla para que lleves lo último que aprendiste en pedagogía. Ese Peyo no sabe ni jota de eso; está como cuarenta años atrasado en esa materia. Trata de cambiar las costumbres y, sobre todo, debes enseñar mucho inglés, mucho inglés."
Y un día Peyo Mercé vio repechar en viejo y cansino caballejo la cuesta de la escuela al nuevo maestrito. No hubo en él resentimiento. Sintió hasta un poco de conmiseración y se dijo: "Ya la vida le irá trazando surcos como el arado a la tierra."
Y ordenó a unos jibaritos1 que le quitaran los arneses al caballo y se lo echaran a pastar.
Peyo sabía que la vida aquella iba a ser muy dura para el jovencito. En el campo se pasa mal. La comida es pobre: arroz y habichuelas, mojo, avapenes, arencas de agua, bacalao, sopa larga y mucha agua para rellenar. Los caminos casi intransitables, siempre llenos de "tanques". Hay que bañarse en la quebrada y beber agua de lluvia. Peyo Mercé tenía que hacer sus planes a la luz oscilante de un quinqué o de un jacho de tabonuco.
Johnny Rosas se aburría cuando llegaba la noche. Los cerros se iban poniendo negros y fantasmales. Una que otra lucecita prendía su guiño tenue y amarillento en la monotonía sombrosa del paisaje. Los coquíes punzaban el corazón de la noche. Un gallo suspendía su cantar lento y tremolante. A lo lejos un perro estiraba un aullido doliente al florecer de las estrellas.
Y Peyo Mercé se iba a jugar baraja y dominó a la tiendita de Tano.
Johnny Rosas le dijo un día a Peyo: "Este barrio está muy atrasado. Tenemos que renovarlo. Urge traer cosas nuevas. Sustituir lo tradicional, lo caduco. Recuerda las palabras de Mr. Escalera: Abajo la tradición. Tenemos que enseñar mucho inglés y copiar las costumbres del pueblo americano".
Y Peyo, sin afanarse mucho, goteó estas palabras: "Es verdad, el inglés es bueno y hace falta. Pero, ¡bendito! si es que ni el español sabemos pronunciar bien. Y con hambre el niño se embrutece. La zorra le dijo una vez a los caracoles: 'Primero tienen ustedes que aprender a andar para después correr.'"
Y Johnny no entendió lo que Peyo quiso decirle.
El tabacal se animó un poco. Se aproximaban las fiestas de Navidad. Ya Peyo había visto con simpatía a uno de sus discípulos haciendo tiples y cuatros de cedro y yagrumo. Estas fiestas traían recuerdos gratos de tiempos idos. Tiempos de la reyada, tiempos de comparsa. Entonces el tabaco se vendía bien. Y la "arrelde" de carne de cerdo se enviaba a los vecinos en misiva de compadrazgo. Y todavía le parecía escuchar aquel aguinaldo:
Esta casa tiene
La puerta de acero,
Y el que vive en ella
Es un caballero.
La puerta de acero,
Y el que vive en ella
Es un caballero.
Caballero que ahora languidecía como un morir de luna sobre los bucayos.
Y Johnny Rosas sacó a Peyo de su ensoñación con estas palabras: "Este año hará su debut en La Cuchilla Santa Claus. Eso de los Reyes está pasando de moda. Eso ya no se ve mucho por San Juan. Eso pertenece al pasado. Invitaré a Mr. Rogelio Escalera para la fiesta; eso le halagará mucho."
Peyo se rascó la cabeza, y sin apasionamiento respondió: "Allá tú como Juana con sus pollos. Yo como soy jíbaro y de aquí no he salido, eso de los Reyes lo llevo en el alma. Es que nosotros los jíbaros sabemos oler las cosas como olemos el bacalao."
Y se dio Johnny a preparar mediante unos proyectos el camino para la "Gala Premiere" de Santa Claus en La Cuchilla. Johnny mostró a sus discípulos una lámina en que aparecía Santa Claus deslizándose en un trineo tirado por unos renos. Y Peyo, que a la sazón se había detenido en el umbral de la puerta que dividía los salones, a su vez se imaginó otro cuadro: un jíbaro jincho y viejo montado en una yagua arrastrada por unos cabros.
Y mister Rosas preguntó a los jibaritos: "¿Quién es este personaje?" Y Benito, "avispao" y "maleto" como él solo, le respondió: "Místel, ese es año viejo colorao."
Y Johnny Rosas se admiró de la ignorancia de aquellos muchachitos y a la vez se indignó por el descuido de Peyo Mercé.
Llegó la noche de la Navidad. Se invitó a los padres del barrio.
Peyo en su salón hizo una fiestecita típica, que quedó la mar de lucida. Unos jibaritos cantaban coplas y aguinaldos con acompañamiento de tiples y cuatros. Y para finalizar aparecían los Reyes Magos, mientras el viejo trovador Simón versaba sobre "Ellos van y vienen, y nosotros no." Repartió arroz con dulce y bombones, y los muchachitos se intercambiaron "engañitos".
Y Peyo indicó a sus muchachos que pasarían al salón de Mr. Johnny Rosas, que les tenía una sorpresa, y hasta había invitado al supervisor Mr. Rogelio Escalera.
En medio del salón se veía un arbolito artificial de Navidad. De estante a estante colgaban unos cordones rojos. De las paredes pendían coronitas de hojas verdes y en el centro un fruto encarnado. En letras cubiertas de nieve se podía leer: "Merry Christmas". Todo estaba cubierto de escarcha.
Los compadres miraban atónitos todo aquello que no habían visto antes. Mister Rogelio Escalera se veía muy complacido.
Unos niños subieron a la improvisada plataforma y formaron un acróstico con el nombre de Santa Claus. Uno relató la vida de Noel y un coro de niños entonó "Jingle Bells", haciendo sonar unas campanitas. Y los padres se miraban unos a otros asombrados. Mister Rosas se ausentó un momento. Y el supervisor Rogelio Escalera habló a los padres y niños felicitando al barrio por tan bella fiestecita y por tener un maestro tan activo y progresista como lo era Mister Rosas.
Y Mister Escalera requirió de los concursantes el más profundo silencio, porque pronto les iba a presentar a un extraño y misterioso personaje. Un corito inmediatamente rompió a cantar:
Santa Claus viene ya...
¡Qué lento caminar!
Tic, tac, tic, tac.
¡Qué lento caminar!
Tic, tac, tic, tac.
Y de pronto surgió en el umbral de la puerta la rojiblanca figura de Santa Claus con un enorme saco a cuestas, diciendo en voz cavernoso: "Here is Santa, Merry Christmas to you all!"
Un grito de terror hizo estremecer el salón. Unos campesinos se tiraron por las ventanas, los niños más pequeños empezaron a llorar y se pegaban a las faldas de las comadres, que corrían en desbandada. Todos buscaban un medio de escape. Y Mister Rosas corrió tras ellos, para explicarles que él era quien se había vestido de tan extraña forma; pero entonces aumentaba el griterío y se hacía más agudo el pánico. Una vieja se persignó y dijo: "¡Conjurao sea! Si es el mesmo demonio jablando en americano!"
El supervisor hacía inútiles esfuerzos por detener a la gente y clamaba desaforadamente: "No corran; no sean puertorriqueños batatitas. Santa Claus es un hombre humano y bueno."
A lo lejos se escuchaba el griterío de la gente en desbandada. Y míster Escalera, viendo que Peyo Mercé había permanecido indiferente y hierático, vació todo su rencor en él y le increpó a voz en cuello: "Usted, Peyo Mercé, tiene la culpa de que en pleno siglo veinte se den en este barrio esas salvajadas."
Y Peyo, sin inmutarse, le contestó: "Míster Escalera, yo no tengo la culpa de que ese santito no esté en el santoral puertorriqueño."
FIN
1. Jíbaro: Nombre que se le da al campesino en Puerto Rico.
Un milagro de amor
Aquel niño lloraba con sollozos que escapaban de su alma. Era un dolor sincero, desesperado y angustioso.
El rapaz tenía como diez años. Famélico, harapiento, descalzo. Su rostro pálido y ojeroso.
Ante dolor tan aparente inquirimos la causa de su desesperación. -Mi madrastra me mandó a la tienda a comprar unos encargos. Se me cayó y he perdido la peseta que me dio para comprarlos. Si llego a mi casa sin ellos y sin la vuelta, me pelará a azotes- explicó entre gemidos.
Como estábamos convencidos de que decía la verdad, todos, como tocados por su resorte, nos pusimos a buscar la moneda perdida. Nuestra disposición hizo que prendiera en su pecho la flor de la esperanza y se sintiera con más bríos para buscar el cuarto extraviado.
Nos encontrábamos en un llanito donde por las tardes acostumbraba jugar toda la muchachería del barrio. Una veredita que dividía el verdor de los prados. Algunas malezas y matacayales hacían desentonar la armonía de la planicie.
Sabíamos que Enriquito era un huérfano a quien maltrataba su madrastra por cualquier nimiedad y nosotros nos identificábamos con su temor. Estábamos decididos a impedir la azotaina que caería sobre el cuerpo del pequeñuelo en caso de que no apareciera el dinero.
Pero la verdad era que la peseta no aparecía. Semejaba como si de pronto hubiera echado alas. O tal vez los duendes nos estaban haciendo maldades. Porque a pesar de que habíamos cubierto un gran trecho del pedregal y malezas hasta distancias imposibles de recorrer por la pequeña pieza, no la encontrábamos.
De pronto, sentimos un grito. Lo había exhalado el propio Enriquito. Corrimos hasta detrás de un matorral a donde se había desviado en su apasionada búsqueda. Y allí estaba, jubiloso y alegre, recobrando el color y en su pequeña mano abierta, la moneda que más haya yo visto relumbrar en la vida.
Movidos por tan maravilloso milagro le preguntamos cómo había sucedido. y con la ingenuidad infantil nos contestó: -Ahí sobre esa roca se apareció mi mamá y me dijo: "Debajo de esas yerbitas está la peseta. Se te salió del bolsillo cuando ibas. Tómala y vete ligero a hacer el mandado para que no te peguen. Que Dios te bendiga".
Todos nos miramos. Había en ese instante algo tenso en el ambiente que nos subyugaba. Quizá la proximidad y el influjo de una fuerza invisible y desconocida.
Y mientras más pasan los años, más creo en aquel prodigio de mi niñez. Y estoy convencido que el amor de una madre es una fuerza tan inconmensurablemente poderosa que es capaz de vencer hasta los vallados de la muerte para aliviar el lloro de un hijo que solloza.
El rapaz tenía como diez años. Famélico, harapiento, descalzo. Su rostro pálido y ojeroso.
Ante dolor tan aparente inquirimos la causa de su desesperación. -Mi madrastra me mandó a la tienda a comprar unos encargos. Se me cayó y he perdido la peseta que me dio para comprarlos. Si llego a mi casa sin ellos y sin la vuelta, me pelará a azotes- explicó entre gemidos.
Como estábamos convencidos de que decía la verdad, todos, como tocados por su resorte, nos pusimos a buscar la moneda perdida. Nuestra disposición hizo que prendiera en su pecho la flor de la esperanza y se sintiera con más bríos para buscar el cuarto extraviado.
Nos encontrábamos en un llanito donde por las tardes acostumbraba jugar toda la muchachería del barrio. Una veredita que dividía el verdor de los prados. Algunas malezas y matacayales hacían desentonar la armonía de la planicie.
Sabíamos que Enriquito era un huérfano a quien maltrataba su madrastra por cualquier nimiedad y nosotros nos identificábamos con su temor. Estábamos decididos a impedir la azotaina que caería sobre el cuerpo del pequeñuelo en caso de que no apareciera el dinero.
Pero la verdad era que la peseta no aparecía. Semejaba como si de pronto hubiera echado alas. O tal vez los duendes nos estaban haciendo maldades. Porque a pesar de que habíamos cubierto un gran trecho del pedregal y malezas hasta distancias imposibles de recorrer por la pequeña pieza, no la encontrábamos.
De pronto, sentimos un grito. Lo había exhalado el propio Enriquito. Corrimos hasta detrás de un matorral a donde se había desviado en su apasionada búsqueda. Y allí estaba, jubiloso y alegre, recobrando el color y en su pequeña mano abierta, la moneda que más haya yo visto relumbrar en la vida.
Movidos por tan maravilloso milagro le preguntamos cómo había sucedido. y con la ingenuidad infantil nos contestó: -Ahí sobre esa roca se apareció mi mamá y me dijo: "Debajo de esas yerbitas está la peseta. Se te salió del bolsillo cuando ibas. Tómala y vete ligero a hacer el mandado para que no te peguen. Que Dios te bendiga".
Todos nos miramos. Había en ese instante algo tenso en el ambiente que nos subyugaba. Quizá la proximidad y el influjo de una fuerza invisible y desconocida.
Y mientras más pasan los años, más creo en aquel prodigio de mi niñez. Y estoy convencido que el amor de una madre es una fuerza tan inconmensurablemente poderosa que es capaz de vencer hasta los vallados de la muerte para aliviar el lloro de un hijo que solloza.
Nestor A. Rodríguez Escudero
martes, 4 de diciembre de 2007
A mis amigos
José Gautier Benítez
Cuando no reste ya ni un solo grano
de mi existencia en el reloj de arena,
al conducir mi gélido cadáver,
no olvidéis esta súplica postrera:
no lo encerréis en los angostos nichos
que llenan la pared formando hileras,
que en la lóbrega, angosta galería
jamás el sol de mi país penetra.
El campo recorred del cementerio,
y en el suelo cavad mi pobre huesa;
que el sol la alumbre y la acaricie el aura,
y que broten allí flores y hierbas.
Que yo pueda sentir, si allí se siente,
a mi alrededor y sobre mí, muy cerca,
el vivo rayo de mi sol de fuego
y esta adorada borinqueña tierra.
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